Domingo 8 De Julio De 2018 |

Domingo 8 De Julio De 2018



Tema — Sacramento

Texto De Oro : Oseas 6: 6



Porque misericordia quise, y no sacrificio; y conocimiento de Dios más que holocaustos.




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Lectura Alternada: II Corintios 5: 14-20


14     Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: Que si uno murió por todos, luego todos murieron;

15     y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquél que murió y resucitó por ellos.

16     De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ahora ya no le conocemos [así].

17     De modo que si alguno [está] en Cristo, nueva criatura [es]; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

18     Y todo esto [proviene] de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Jesucristo; y nos dio el ministerio de la reconciliación.

19     De manera que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no imputándole sus pecados, y nos encomendó a nosotros la palabra de la reconciliación.

20     Así que, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; [os] rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.



Leccion Sermon



La Biblia


1. Salmos 17: 1-3, 15

1     Oye, oh Jehová, justicia; está atento a mi clamor; escucha mi oración hecha de labios sin engaño.

2     De delante de tu rostro salga mi juicio; vean tus ojos la rectitud.

3     Tú has probado mi corazón, [me] has visitado de noche; me has puesto a prueba, y nada hallaste; me he propuesto que mi boca no ha de propasarse.

15     En cuanto a mí, yo en justicia veré tu rostro; quedaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.

2. Mateo 3: 16, 17

16     Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre Él.

17     Y he aquí una voz del cielo que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo contentamiento.

3. Mateo 4: 17

17     Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

4. Mateo 5: 1, 2, 8, 16-20

1     Y viendo las multitudes, subió al monte; y sentándose, sus discípulos vinieron a Él.

2     Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:

8     Bienaventurados los de limpio corazón; porque ellos verán a Dios.

16     Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en el cielo.

17     No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.

18     Porque de cierto os digo [que] hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo sea cumplido.

19     De manera que cualquiera que quebrantare uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que [los] hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos.

20     Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

5. Juan 8: 28, 29

28     Entonces Jesús les dijo: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que nada hago de mí mismo; sino que como mi Padre me enseñó, así hablo estas cosas.

29     Y el que me envió, está conmigo; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.

6. Mateo 26: 17 – 19, 26 – 28, 30, 36 – 41

17     Y el primer [día de la fiesta] de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua?

18     Y Él dijo: Id a la ciudad, a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos.

19     Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua.

26     Y mientras comían, Jesús tomó el pan, y [lo] bendijo, y [lo] partió y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.

27     Y tomando la copa, habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;

28     porque esto es mi sangre del nuevo testamento, la cual es derramada por muchos para remisión de pecados.

30     Y cuando hubieron cantado un himno, salieron al monte de los Olivos.

36     Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro.

37     Y tomando a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.

38     Entonces [Él] les dijo: Mi alma está muy triste hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.

39     Y yendo un poco más adelante, se postró sobre su rostro, y oró diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

40     Y vino a sus discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que, no habéis podido velar conmigo una hora?

41     Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad [está] dispuesto, pero la carne es débil.

7. Juan 19: 16(Y tomaron), 18(hasta 1st ,)

16     Y tomaron a Jesús, y le llevaron.

18     donde le crucificaron,

8. Juan 20: 1, 11 – 17

1     Y el primer [día] de la semana, de mañana, siendo aún oscuro, María Magdalena vino al sepulcro, y vio quitada la piedra del sepulcro.

11     Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y llorando se inclinó y miró dentro del sepulcro;

12     y vio dos ángeles en ropas blancas que estaban sentados, el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.

13     Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.

14     Y habiendo dicho esto, volteó hacia atrás, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús.

15     Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú le has llevado, dime dónde le has puesto, y yo lo llevaré.

16     Jesús le dijo: María. Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro).

17     Jesús le dijo: No me toques; porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.



Ciencia y Salud


1. 18: 3 – 12

Jesús de Nazaret enseñó y demostró la unidad del hombre con el Padre, y por esto le debemos homenaje sin fin. Su misión fue a la vez individual y colectiva. Él hizo bien la obra de la vida, no sólo en justicia para consigo mismo, sino por misericordia para con los mortales, para mostrarles cómo hacer la de ellos, pero no para hacerla por ellos ni para eximirlos de ninguna responsabilidad.

Jesús obró osadamente, en contra de la evidencia acreditada de los sentidos, en contra de los credos y las prácticas farisaicos, y refutó a todos los oponentes con su poder sanador.

2. 19: 6 – 11, 29 – 1

Jesús ayudó a reconciliar al hombre con Dios dando al hombre un sentido más acertado del Amor, el Principio divino de las enseñanzas de Jesús, y este sentido más acertado del Amor redime al hombre de la ley de la materia, del pecado y de la muerte, por la ley del Espíritu, la ley del Amor divino.

Jesús urgió el mandamiento: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”, lo que puede interpretarse: No tendrás creencia de que la Vida es mortal; no conocerás el mal, porque hay una sola Vida, a saber, Dios, el bien.

3. 26: 10 – 18, 28 – 32

El Cristo era el Espíritu al que Jesús aludió en sus propias declaraciones: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”; “Yo y el Padre uno somos”. Este Cristo, o divinidad del hombre Jesús, era su naturaleza divina, la santidad que lo animaba. La Verdad, la Vida y el Amor divinos le daban a Jesús autoridad sobre el pecado, la enfermedad y la muerte. Su misión fue revelar la Ciencia del ser celestial, comprobar lo que Dios es y lo que Él hace por el hombre.

Nuestro Maestro no enseñó una mera teoría, doctrina o creencia. Fue el Principio divino de todo ser real lo que enseñó y practicó. Su prueba del cristianismo no fue una forma o un sistema de religión y adoración, sino la Ciencia Cristiana, resolviendo la armonía de la Vida y el Amor.

4. 32: 28 – 10

La Pascua, que Jesús celebró con sus discípulos en el mes de Nisán, en la víspera de su crucifixión, fue un acontecimiento luctuoso, una cena triste tomada al declinar el día, en el crepúsculo de una gloriosa carrera mientras las tinieblas descendían rápidamente en derredor; y esta cena puso fin para siempre al ritualismo de Jesús o sus concesiones a la materia. Sus seguidores, tristes y silenciosos, previendo la hora de la traición a su Maestro, participaron del maná celestial que antaño había alimentado en el desierto a los perseguidos seguidores de la Verdad. Su pan efectivamente descendió del cielo. Era la gran verdad del ser espiritual que sanaba a los enfermos y echaba fuera el error. Su Maestro la había explicado toda antes, y ahora este pan los alimentaba y sostenía.

5. 33: 13 – 17

Por esta verdad del ser espiritual, su Maestro estaba a punto de sufrir violencia y apurar hasta el fondo su copa de pesar. Debía dejarlos. Con la gran gloria de una victoria eterna cubriéndolo con su sombra, dio gracias y dijo: “Bebed de ella todos”.

6. 25: 3 – 6, 10 – 12

La esencia espiritual de la sangre es el sacrificio. La eficacia de la ofrenda espiritual de Jesús es infinitamente mayor de lo que se puede expresar por nuestro sentido de la sangre humana… Su carne y sangre verdaderas eran su Vida; y en verdad comen su carne y beben su sangre los que participan de esa Vida divina.

7. 43: 11 – 4

La última prueba de Jesús fue la más elevada, la más convincente, la más provechosa para sus alumnos. La malignidad de los brutales perseguidores, la traición y el suicidio del traidor, fueron anulados por el Amor divino para la glorificación del hombre y de la verdadera idea de Dios, que los perseguidores de Jesús habían escarnecido y tratado de matar. La demostración final de la verdad que Jesús enseñó, y por la cual fue crucificado, abrió una nueva era para el mundo. Aquellos que lo mataron para detener su influencia la perpetuaron y extendieron. Jesús se elevó más en la demostración a causa de la copa de amargura que bebió. La ley humana lo había condenado, pero él estaba demostrando la Ciencia divina. Fuera del alcance de la barbarie de sus enemigos, actuaba bajo la ley espiritual en desafío a la materia y a la mortalidad, y esa ley espiritual lo sostenía. Lo divino tiene que vencer lo humano en todo punto. La Ciencia que Jesús enseñó y vivió tiene que triunfar sobre todas las creencias materiales acerca de la vida, la sustancia y la inteligencia, y la multitud de errores que emanan de tales creencias. El Amor tiene que triunfar sobre el odio. La Verdad y la Vida tienen que sellar la victoria sobre el error y la muerte, antes que puedan dejarse de lado las espinas por una corona, que siga la bendición: “Bien, buen siervo y fiel”, y que la supremacía del Espíritu sea demostrada.

8. 34: 29 – 2

¡Qué contraste entre la última cena de nuestro Señor y su último desayuno espiritual con sus discípulos en las radiantes horas matutinas, en la gozosa reunión sobre la ribera del mar de Galilea! Su tristeza se había convertido en gloria, y la aflicción de sus discípulos en arrepentimiento, los corazones disciplinados y el orgullo reprendido.

9. 35: 10 – 19, 25 – 29

Esta reunión espiritual con nuestro Señor, en el amanecer de una nueva luz, es el alimento matutino que los Científicos Cristianos conmemoran. Ellos se inclinan ante el Cristo, la Verdad, para recibir más de su reaparición y comulgar en silencio con el Principio divino, el Amor. Celebran la victoria de su Señor sobre la muerte, su probación en la carne después de la muerte, la ejemplificación de la probación humana, y su ascensión espiritual y final sobre la materia, o la carne, cuando se elevó fuera de la vista material.

Nuestro bautismo es una purificación de todo error…. Nuestra eucaristía es la comunión espiritual con el único Dios. Nuestro pan, “que desciende del cielo”, es la Verdad. Nuestra copa es la cruz. Nuestro vino, la inspiración del Amor, el trago que nuestro Maestro bebió y encomendó a sus seguidores.

10. 34: 10 – 17

Si todos los que alguna vez compartieron el sacramento hubieran realmente conmemorado los sufrimientos de Jesús y bebido de su copa, habrían revolucionado el mundo. Si todos los que buscan conmemorarlo por medio de símbolos materiales tomaran la cruz, sanaran a los enfermos, echaran fuera los males y anunciaran el Cristo, o la Verdad, a los pobres —el pensamiento receptivo— traerían el reinado de los mil años.


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