Domingo 30 De Septiembre De 2018 |

Domingo 30 De Septiembre De 2018



Tema — La Realidad

Texto De Oro : El Apocalipsis 3 : 12



Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén,




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Lectura Alternada: Salmos 48 : 1, 2, 8; Isaias 52 : 9, 10


1     Grande es Jehová y digno de ser en gran manera alabado, en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo

2     Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra es el monte de Sión, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey

8     Como lo oímos, así hemos visto en la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: Dios la afirmará para siempre

9     Prorrumpid de gozo, cantad juntamente, lugares desolados de Jerusalén; porque Jehová ha consolado a su pueblo, a Jerusalén ha redimido.

10     Jehová desnudó su santo brazo ante los ojos de todas las naciones; y todos los términos de la tierra verán la salvación de nuestro Dios



Leccion Sermon



La Biblia


1. Isaias 65 : 13 (thus) (to 1st ,), 14 (to 2nd ,), 17-19

13     ……. así dice el Señor Jehová:

14     he aquí que mis siervos cantarán por el júbilo del corazón,

17     Porque he aquí que yo creo nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.

18     Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre [en las cosas] que yo he creado; porque he aquí que yo he creado alegría para Jerusalén, y gozo para su pueblo. 19 Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor

2. El Apocalipsis 1 : 1-3

1     La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben acontecer pronto; y la declaró, enviándola por su ángel a Juan su siervo,

2     el cual ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que él vio.

3     Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo [está] cerca.

3. El Apocalipsis 21 : 1-7, 9-14, 22-27

1     Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado, y el mar no existía ya más.

2     Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, dispuesta como una novia ataviada para su marido.

3     Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y Él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos, [y será] su Dios.

4     Y enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

5     Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

6     Y me dijo: Hecho es. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré de la fuente del agua de vida gratuitamente.

7     El que venciere, heredará todas las cosas; y yo seré su Dios, y él será mi hijo.

9     Y vino a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.

10     Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo de Dios,

11     teniendo la gloria de Dios; y su luz era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.

12     Y tenía un muro grande y alto, [y] tenía doce puertas; y a las puertas, doce ángeles, y nombres escritos en ellas, que son [los nombres] de las doce tribus de los hijos de Israel.

13     Al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al poniente tres puertas.

14     Y el muro de la ciudad tenía doce fundamentos, y en ellos los nombres de los doce apóstoles del Cordero.

22     Y no vi templo en ella; porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son el templo de ella.

23     Y la ciudad no tenía necesidad de sol ni de luna para que resplandezcan en ella; porque la gloria de Dios la iluminaba, y el Cordero [es] su luz.

24     Y las naciones de los que hubieren sido salvos andarán en la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.

25     Y sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.

26     Y traerán la gloria y la honra de las naciones a ella.

27     Y no entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación o mentira; sino sólo aquellos que están escritos en el libro de la vida del Cordero.

4. II Pedro 3 : 8 (beloved)-14, 17, 18

….Amados no ignoréis esto: Que un día delante del Señor [es] como mil años, y mil años como un día.

9     El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento

10     Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.

11     Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¿cómo no debéis vosotros de conduciros en santa y piadosa manera de vivir?

12     Esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, siendo encendidos, serán deshechos, y los elementos siendo quemados, se fundirán.

13     Pero nosotros esperamos según su promesa, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.

14     Por lo cual, amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia que seáis hallados de Él en paz, sin mácula y sin reprensión.

17     Así que vosotros, amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que siendo desviados con el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. 18 Mas creced en la gracia y [en] el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él [sea] gloria ahora y para siempre. Amén.



Ciencia y Salud


1. 592 : 18-20

LA NUEVA JERUSALÉN. La Ciencia divina; las realidades espirituales y la armonía del universo; el reino de los cielos, o reino de la armonía.

2. 91 : 1-4

El autor del Apocalipsis nos habla de "un cielo nuevo y una tierra nueva". ¿Os habéis figurado alguna vez ese cielo y esa tierra, habitados por seres bajo el dominio de la sabiduría suprema?

3. 572 : 19-18 (to .)

Leemos en el Apocalipsis 21:1: —

Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía mas. El autor del Apocalipsis aún no había pasado por el estado de transición en la experiencia humana, llamado muerte, pero ya veía un cielo nuevo y una tierra nueva. ¿Mediante qué sentido vino esa visión a San Juan? No fue mediante los órganos materiales de la vista, porque los ojos son inadecuados para abarcar escena tan maravillosa. ¿Eran terrenales o celestiales, materiales o espirituales, ese cielo nuevo y esa tierra nueva? No podían ser lo primero, porque el concepto humano del espacio no puede abarcar tal perspectiva. El autor del Apocalipsis estaba en nuestro plano de existencia, y sin embargo contemplaba lo que el ojo no puede ver —lo que es invisible para el pensamiento no inspirado. Ese testimonio de las Sagradas Escrituras sostiene el hecho en la Ciencia, que los cielos y la tierra, para cierta consciencia humana, esa consciencia que Dios imparte, son espirituales, mientras que para otra, la mente humana no iluminada, la visión es material. Eso demuestra inequívocamente que lo que la mente humana llama materia y espíritu indica estados y fases de consciencia.

Acompañando esa consciencia científica vino otra revelación, o sea la declaración procedente del cielo, la armonía suprema, que Dios, el Principio divino de la armonía, está siempre con los hombres, y que son Su pueblo. De manera que el hombre ya no era considerado como un pecador miserable, sino como el hijo bienaventurado de Dios.

4. 574 : 3-30

El autor del Apocalipsis también percibe otra visión, que es apropiada para consolar al cansado peregrino, cuyo camino es "siempre cuesta arriba".

En el Apocalipsis 21:9 escribe: —

Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.

Ese ministerio de la Verdad, ese mensaje del Amor divino, llevó a Juan en espíritu. Lo elevó, hasta que estuvo consciente de las realidades espirituales del ser y de la "Nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios" —la efusión espiritual de felicidad y gloria, la cual describe como la ciudad que "se halla establecida en cuadro". La belleza de ese texto es, que la suma total de la miseria humana, representada por las siete copas angélicas llenas de las siete plagas, tiene plena compensación en la ley del Amor. Observad esto: el mismo mensaje, o pensamiento alígero, que derramó odio y tormento, trajo también la experiencia que por fin elevó al vidente para que contemplara la gran ciudad, cuyos cuatro costados iguales fueron un don del cielo y daban el cielo.

Piensa en eso, querido lector, pues ha de levantar el cilicio de tus ojos y verás la paloma de suaves alas descendiendo sobre ti. La circunstancia misma que tu sentido sufriente considera enojosa y aflictiva, puede convertirla el Amor en un ángel que hospedas sin saberlo.

5. 575 : 7-7 next page

Esa ciudad sagrada, que, según se describe en el Apocalipsis

(21:16), está "establecida en cuadro" y "desciende del cielo, de Dios", representa la luz y la gloria de la Ciencia divina. El arquitecto y constructor de esa Nueva Jerusalén es Dios, según leemos en la epístola a los Hebreos; y es "ciudad que tiene fundamentos". La descripción es metafórica. La enseñanza espiritual tiene que hacerse siempre por símbolos. ¿No ilustró Jesús las verdades que enseñó con el grano de mostaza y el hijo pródigo? Considerada en su sentido alegórico, la descripción de la ciudad como estando en cuadro tiene un significado profundo. Los cuatro costados de nuestra ciudad son: la Palabra, el Cristo, el cristianismo y la Ciencia divina; y "sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche". Esa ciudad es enteramente espiritual, como lo indican sus cuatro costados.

Come dice el Salmista: "Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra, es el Monte de Sion, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey". Es verdaderamente una ciudad del Espíritu, hermosa, regia y cuadrada. Hacia el norte sus puertas se abren sobre la Estrella Polar, la Palabra, el imán polar de la Revelación; hacia el este, sobre la estrella vista por los Magos del Oriente, que la siguieron hasta el pesebre de Jesús; hacia el sur, sobre los agradables trópicos, con la Cruz del Sur en los cielos —la Cruz del Calvario, que enlaza a la sociedad humana en solemne unión; hacia el oeste, sobre la magna- percepción de la Playa Dorada del Amor y el Mar Apacible de la Armonía.

Esa ciudad celestial, iluminada por el Sol de Justicia — esa Nueva Jerusalén, ese Todo infinito, que a nosotros nos parece oculto en la nebulosidad de la lejanía— llegó a la visión de San Juan cuando moraba aún entre los mortales.

6. 577 : 12-27

Esa morada espiritual y sagrada no tiene lindero ni límite, pero sus cuatro puntos cardinales son: primero, la Palabra de Vida, Verdad y Amor; segundo, el Cristo, la idea espiritual de Dios; tercero, el cristianismo, que es el producto del Principio divino de la idea-Cristo en la historia cristiana; cuarto, la Ciencia Cristiana, que ahora y para siempre interpreta a ese gran ejemplo y al gran Modelo. Esa ciudad de nuestro Dios no necesita ni sol ni satélite, porque el Amor es su luz y la Mente divina es en sí misma su propio intérprete. Todos los que se salvan tienen que andar en esa luz. Poderosos potentados y dinastías entregarán sus honores en la ciudad celestial. Sus puertas se abren hacia la luz y la gloria tanto adentro como afuera, porque todo es bueno, y en esa ciudad no puede entrar "ninguna cosa inmunda, o que hace... mentira"

7. 573 : 29-2

Anímate, querido doliente, pues esa realidad del ser seguramente se manifestará algún día y de algún modo. No habrá más dolor, y se enjugará toda lágrima. Cuando leas esto, recuerda las palabras de Jesús

"El reino de Dios está entre vosotros". Esa consciencia espiritual es, por tanto, una posibilidad presente.


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Los tres deberes diarios

como se dan en el Manual de iglesia por Mary Baker Eddy

La Oración Diaria.

Será deber de cada miembro de esta Iglesia orar diariamente: "Venga Tu reino"; haz que el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos se establezca en mí, y quita de mí todo pecado; ¡y que Tu Palabra fecunde los afectos de toda la humanidad, y los gobierne!

Una Regla para Móviles y Actos

Ni la animadversión ni el mero afecto personal deben impulsar los móviles o actos de los miembros de La Iglesia Madre. En la Ciencia, sólo el Amor divino gobierna al hombre, y el Científico Cristiano refleja la dulce amenidad del Amor al reprender el pecado, al expresar verdadera confraternidad, caridad y perdón. Los miembros de esta Iglesia deben velar y orar diariamente para ser liberados de todo mal, de profetizar, juzgar, condenar, aconsejar, influir o ser influidos erróneamente.

Alerta al Deber

Será deber de todo miembro de esta Iglesia defenderse a diario de toda sugestión mental agresiva, y no dejarse inducir a olvido o negligencia en cuanto a su deber para con Dios, para con su Guía y para con la humanidad. Por sus obras será juzgado, — y justificado o condenado.


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