Tu propio pensamiento
Este artículo fue atribuido a Mary Baker Eddy por uno de sus alumnos y puede encontrarse en el libro Ensayos y Otras Huellas, de Richard Oakes
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Quien a otro desprecia, a sí mismo se menosprecia. Quien ve a otro por debajo de la imagen de Dios, desfigura su visión de la excelencia de su propio ser verdadero y de la justicia de Dios. Quien declara la condición caída de otro, admite la propia y se expone a una tentación similar, pues somos hermanos; uno no puede burlarse de la debilidad de otro y ser él mismo muy fuerte. Uno no puede buscar en otro las marcas de la impureza y no encontrarse a sí mismo menos puro. En la Ciencia Cristiana se comprende que la admisión del mal en el pensamiento es un crimen contra el pensador, y su presencia es su castigo.
Uno necesita protegerse solamente de sus propias creencias falsas; por lo tanto, el único mal pensador, o malpracticista mental, que hay o puede haber, es uno mismo. La viga en el propio ojo es todo el mal. ¿En qué consiste nuestro concepto humano y quién lo creó? Toda nuestra guerra se sitúa dentro de los límites de nuestro pensamiento. El mal no puede localizarse porque no puede confinarse.
Cuando veas el error, debes destruir el aparente poder para todos, así como para ti mismo. Te sano porque me sano a mí mismo. Veremos la idea y su identidad cuando el pensamiento se espiritualice. Cada conciencia individualizada está siempre en contacto con todos los demás pensamientos individuales —la conciencia del Cristo universal. La idea que Dios tiene de nosotros es la única idea que podemos tener de nosotros mismos. La única manera de llegar a alguien es a través de Dios. El hombre es simplemente la idea de Dios individualizada; así que esta idea espiritual perdona nuestros pecados y sana nuestras enfermedades al convertirnos en esta idea. La Vida, la Verdad y el Amor son uno, lo único, y tú eres la manifestación de ese uno ahora.